Praga es una ciudad para pasear porque es cómoda. Al andar encuentras un extenso museo ante ti, donde los callejones, monumentos, iglesias, plazas, puentes… hacen que te traslades a una especie de cuento de princesas acompañado de buena música, gente amable y un pensamiento en el que la historia pasada está presente.
En la parte alta, todo es más barato, la cerveza,
comida e incluso el cambio de moneda y si alcanzas la cima, desde el Castillo,
tu vista contemplará una postal de cuento.
Praga es Patrimonio de la Humanidad y una de las
ciudades de centro Europa más visitadas.
Tienes que llegar a Praga provisto de buen calzado y
coronas checas y aunque admiten euros, es mejor pagar con la moneda del país.
El centro neurálgico es Staromestske námestí, la plaza de la ciudad Vieja, rodeada de belleza monumental, el Ayuntamiento
Viejo, la segunda iglesia de San Nicolás (cruzando el río está la primera), las
torres oscuras de la iglesia de Ntra. Sra. De Týn y el famoso reloj
astronómico, que cada hora en punto, hace sonar sus campanas y comienza el baile de
los apóstoles, cuyo final lo cierra el canto del gallo desde lo alto de la
torre.
Una leyenda cuenta que Wenceslao IV , ordenó
dejar ciego a su creador para que no pudiese reproducir el famoso reloj, cuya
función no era mostrar la hora, sino representar las órbitas del Sol y de la Luna.
Lo mismo sucede la noche del 21 de junio, que dicen, cuentan y rumorean, que vagan los espíritus de los que allí fueron ejecutados… recordados con cruces blancas en el pavimento.
Durante el día la plaza está llena de gente, músicos
callejeros que te regalan el sonido de sus instrumentos y si te fijas, verás
chicos o chicas con atuendo o paraguas rojo, que se ofrecen como guías
turísticos.
Si te sitúas en la plaza mirando hacia la iglesia de San Nicolás,
justo en esa calle, está la casa donde nació y vivió Frank Kafka. Ahora es un
hotelito con restaurante.
Dejemos las leyendas y te sugiero seguir caminando
por callejones llenos de bares y tiendas de souvenirs, que te llevarán hasta el
Puente Carlos, espectacular y de ensueño.
Tantas veces lo han plasmado en
postales y fotografías que el cruzarlo te hará sentir la belleza de ese lugar.
Durante muchos siglos fue el único puente en Praga,
magnífico paso medieval por el río Moldava, sus músicos callejeros y vendedores
ambulantes lo hacen, junto a las treinta estatuas de estilo barroco (no son las
originales, ya que éstas están el Museo Nacional), ser uno de los lugares más
visitados de la ciudad. Si te paras ante la estatua de San Juan Nepomuceno, pon tu mano izquierda
sobre ella y pídele un deseo, dicen que se concede.
Pasamos al otro lado de la ciudad Malá
Strana La Ciudad pequeña de
Praga.
Dentro del Castillo se encuentran, la
Catedral de San Vito de estilo gótico. el Callejón del Oro, el antiguo Palacio
Real, la Basílica de San Jorge o la Torre de la Pólvora
(que acabó siendo un
laboratorio de alquimistas).
La iglesia de San Nicolás, encierra una explosión de colorido por sus
pinturas y su estilo barroco digno de ver. Su famoso órgano con 250 tubos, tuvo
el honor de ser acariciado por las increíbles manos del inigualable y joven
compositor Wolfgang Amadeus Mozart.
Si llegas hasta la colina de Petrín, deja una flor en la estatua de
bronce del poeta checo Karel Hynek y serás amado por tu pareja eternamente. Los
Checos la depositan cada 1º de mayo, el día de los enamorados.
No puedo dejar de escribir a cerca de esta ciudad, increíble porque al
visitarla parece que el tiempo ha quedado reflejado en sus edificios y bellezas
que encuentras a cada paso.
El barrio de Josejof es la parte judía de la ciudad, cuidada, serena y
limpia. Sus comercios con las mejores marcas mundiales, las sinagogas,
restaurantes y el cementerio en recuerdo de las muchas víctimas del holocausto.
Praga es capital de la música, la literatura, el teatro. Es
tranquila, a parte del bullicio turístico que la invade.
Es ciudad para admirarla
y no puedes dejar de visitar sus cavernas, locales imprescindibles para
deleitar buena música de jazz en vivo que te ayudan a relajarte y
sentirte bien cuando llega la noche.
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Al igual que digo de otras ciudades, Praga es ciudad visitada y es
ciudad que te queda en el recuerdo queriendo regresar para volver a vivirla.
Molino en el río Moldava |
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