domingo, 18 de diciembre de 2016

Shanghai, el Embrujo de Oriente (China)




Vamos a viajar al que llaman el “embrujo de Oriente”.

China se ha convertido en un destino en alza según estadísticas de la Organización Mundial de Turismo.



Dentro de éste gran país asiático, con una atmósfera colonial en la costa oriental cobra cada vez, más protagonismo.

Fotografía de Rosario Real Mateos





Shanghai es una de las ciudades más pobladas del mundo. 

Donde se mezclan edificios coloniales y pagodas. Impresionantes centros comerciales y calles repletas de comercios; restaurantes y bullicio; parques temáticos y diversión, culto, templos y budas; platos exóticos y... ¡vida!. Te impresionará. 








Uno de los centros más atractivos y que no puedes dejar de visitar es el conocido Wall Street, el barrio “Bund”. 



Fotografía de Rosario Real y Mar Garrido

F: M.Perote

  Es la zona del malecón de la ciudad. De obligado recorrido. 

El Skyline más alto del mundo donde espectaculares rascacielos se presentarán ante ti. Por la noche, las luces que los iluminan se reflejan en el río. La vista impresiona.






Al Noroeste de la ciudad vieja está el Jardín Yuyuan, considerado el único ejemplo de paisajismo. Tiene 30 espacios naturales conectados por lagos y puentes de estética Ming.







Muchos museos que ver, el Shanghai Museum, donde se guardan 120.000 objetos, pinturas y esculturas de arte chino de todas las dinastías. Con una superficie de exposición de 38.000 metros cuadrados.



El Museo de la Ciencia y la Tecnología resulta una experiencia interactiva que incluye documentales, pantallas gigantes y un realista viaje al centro de la Tierra.


Pero uno de los museos más curiosos es el Museo de la Antigua Cultura China Sexual con una colección de artilugios sexuales y obras de arte inspiradas en el tema, algunas tienen más de dos mil años de antigüedad.



Foto: Rosario Real y Mar Garrido
 
Foto: Rosario Real y Mar Garrido












Para comer nos vamos a la conocida calle de la comida. Multitud de puestos de Zapu Lu, ofrecen desde 4€ platillos de verduras y empanadillas al vapor en medio de un gentío estimulante.
Un local con comida tradicional interesante es el M Bund.


Para tener las mejores vistas de esta bulliciosa ciudad sube a lo alto del hotel Hyatt donde está el elegante Canton en el piso 55 de la Torre Jin Mao.








Las calles de Shanghai han servido de escenario para muchas películas como; James Bond, Misión Imposible, Transformers, Armagedon…





Si te gustó el Imperio del sol de Seteven Spielberg debes acercarte a Heping Fandian, Peace Hotel, un edifico colonial de 1929.



foto: Miguel A. Perote

foto: Miguel A. Perote









Las calles se llenan de gente, el tráfico continuo y la noche es para ti.




Todos los días, un grupo de acróbatas actúa en el Teatro de Shanghai. Los números de acrobacias circenses son una especialidad local digna de ver.



foto: Rosario Real y Mar Garrido





Los paseos marítimos que marcan el cauce del río Huangpu, que divide a la ciudad en dos partes, son románticos y agradables. 





Puedes conocer este caudal a bordo de uno de los cruceros que salen desde el embarcadero sur de Bund, de apenas una hora o navegar durante una semana completa.


El moderno centro financiero de Pudong constituye uno de los parques tecnológicos más importantes del continente, junto con el de Hong Kong.



Estás en una de las ciudades más impresionantes de Asia donde el budismo es la religión más practicada.


El Templo de Jade, aunque pequeño, es precioso. 

foto: Rosario Real y Mar Garrido








En este templo budista, como en otros, puedes coincidir y compartir la ceremonia de los monjes.


Tiene varias salas con budas, el buda sonriente, el guardián del budismo, el gran salón del tesoro y el buda de jade al que no se le puede fotografiar.



Hay tanto que ver, que disfrutar, que admirar, sentir  y vivir… que es mejor que empieces a preparar las maletas!!!





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martes, 6 de diciembre de 2016

FEZ, Ciudad Imperial. Marruecos



Nos sumergimos de lleno en la ciudad antigua de Fez el Bali, la medina medieval del s. XII y de la que un día fue capital de Marruecos. Declarada Patrimonio de la humanidad por la UNESCO.




Caminar por ella es como retroceder en el tiempo aunque si miras a Fez desde alguna terraza te creerás que estás en la ciudad de las antenas parabólicas. Es increíble, pero verás multitud de casitas y cada una de ellas tiene una o dos.




Vamos a entrar en la increíble medina con un entramado de callejuelas donde mezquitas, medersas (escuelas), baños públicos, hornos, burros de carga que van a tu paso, fuentes y tiendas parecen repetirse.






Para no perderte toma siempre un punto de referencia, como una de las puertas de las murallas.
Una de ellas, Bad Boujeloud, esmaltada en azul (el color de Fez) por un lado y en verde (color del Islam) por otro. No sé si lo sabes, Marruecos es el país de los colores.




Nada más traspasar su arco, verás la mezquita de Sidi Lezzaz y la Tala el-Kbira, la calle principal, la Cuesta Grande, que siempre debes tener en mente a la hora de adentrarte en el laberinto que te espera.











Allá por el s. XIII, cuando Fez era núcleo intelectual y centro de poder en Marruecos. Aquí vivían unos 125.000 habitantes. Hoy en día viven más de 300.000.


En Fez tienes mucho que ver.



Platos de cobre, teteras, pañuelos, especias, aceitunas, dátiles, dulces con miel, mandarinas, oro al peso, hierbas, afrodisíacos, lámparas, telas, alfombras, babuchas, chaquetas de cuero, curtidores, afiladores, guías improvisados, carnes, frutas y verduras de colores vivos, rezos y bullicio. 
¡Estás en la medina!






La Plaza Najjarine, de los artesanos de la madera es imprescindible como muchos otros lugares. Verás cómo la trabajan y el olor a madera de impregna.
Aquí se encuentra también el museo de la Madera que antiguamente fue posada de caravaneros.


La mayoría de las callejuelas están cubiertas de cañas que dan sombra cuando el sol aprieta fuerte.

Actualmente están rehabilitando el paseo por el río con puentes que unen calles y las cañas las están sustituyendo por maderas al igual que las puertas de los comercios del zoco. Huele a madera nueva. Este es un proyecto del Rey Mohamed VI de Marruecos.





Cerca está el lugar sagrado, la Zagüía de Moulay Idris II, fundador de la ciudad.
Es un centro de peregrinación al que las mujeres acuden con una vela en la mano para pedir “baraka” (bendición).











Solo pueden entrar los musulmanes y si no lo eres podrás echar un vistazo desde la puerta o dar la vuelta al mausoleo y tocar por detrás la tumba a través de un ventanuco donde la gente pone candados para atraer a la suerte.
Dicen que los que beben agua de la fuente de la Zagüía, hace a la gente elocuente.



En la medina cada gremio tiene su sitio según mandan las tradiciones.
Los vendedores de especias están en torno a la Madraza el-Attarin, una escuela coránica del s. XIV que tiene una impresionante fuente de mármol de Carrara en su patio central que fue obtenido por un trueque con comerciantes italianos a cambio de azúcar.

















Recorrerás el barrio de los tintoreros, afiladores, zapateros y el de los caldereros, en la Plaza es-Seffarin, popularmente llamada la del no dormir o de la “siesta imposible”. Inconfundible por el sonido de los martillos. En ella se alza una medersa y la biblioteca de la Mezquita de Qaraouiyine, la joya más preciada de Fez, del s. IX, con 366 columnas y un patio de abducciones con cerámica azul.


A las mezquitas se viene a rezar, estudiar y descansar.





Y llegamos al Barrio de Chuara, el preferido de los turistas. Aquí trabajan cada día los curtidores.






Antes de entrar para ver donde tratan las pieles, te darán una hojita de hierba buena. “Quien tiene menta, no se lamenta”.


Te lamentarías por no tenerla en tu nariz por los olores tan intensos que desprenden las cubas de cal donde lavan las pieles y que luego mezclan con tintes naturales de vivos colores. Así lo hacen desde el siglo XIV.
Hace años podías pasear entre estas cubetas con cuidado de no resbalar, pero ahora tienes una buena panorámica desde las terrazas de las tiendas.



Salimos de la medina y los Jardines de Boy Jeloud unen esta parte de la ciudad con Fez el Jédid donde se encuentra el Palacio Real del s. XIV, con 80 hectáreas es el más grande del país alaouita.




No se puede visitar pero si admirar sus siete puertas doradas ofrecidas por el pueblo al monarca a finales de los años 60.



Justo a la derecha del Palacio Real empieza el Barrio Judío (mellah). Las puertas de sus casas se diferencian porque tienen una ventana pequeña justo encima que utilizaban para ver quien llamaba a la puerta y dos llamadores. Uno para la familia y más allegados y otro para los visitantes.




Uno de los mayores alicientes de Fez es comprar en alguna de las tiendas de su medina. Recuerda que los viernes cierran y no te olvides regatear.
Fez es mágica, es Real, es azul, es del color del azafrán. ¡Está viva!


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