Nos adentramos esta semana en el país más pequeño del norte de África, pero también el más turístico y el menos conflictivo.
Túnez está
construida al borde del mar, en la bahía de Cartago, que la hace una de las
ciudades más atractivas al otro lado del Mediterráneo.
Es un país muy apegado a
su cultura árabe y también es muy liberal, ya que las mujeres deciden llevar o
no el velo islámico, pueden pedir el divorcio y tienen derecho al voto.
Pasear por su medina, situada en el corazón de la ciudad moderna y que representa un modelo tan perfecto, está declarado Patrimonio de la Humanidad.
Callejones, pasajes cubiertos, puestos llenos de color, artesanía, marroquinería, alimentación y todo lo que puedas imaginar te envuelven con sus colores y aromas, son sus mayores encantos sin olvidar el “regateo”.
Nunca digas
que si al primer precio que te ofrezcan. Todo empieza con una charla con el
posible comprador, tantean en un tira y afloja el precio final.
A veces es
cansino, pero si no hay regateo no hay compras. Es para tenerlo en cuenta, no
desistas…
Otra de las
grandes bellezas de esta ciudad es la Mezquita Zitouna o del Olivo, con trece
siglos de antigüedad.
Esta gran Mezquita posee 160 columnas originales traídas
de Cartago y cuenta con una de las primeras y más grandes universidades de la
historia del Islam.
Desde aquí
irás descubriendo algunos de los 30 o 40 zocos distintos que siguen funcionando
en la medina, babuchas, joyas, objetos de cobre, telas y especias.
Uno de los
más curiosos es el dedicado a las chechias, los gorros típicos de fieltro.
Si te paras
en un puesto de henna, el típico tinte con el que las mujeres se tatúan las
manos y los pies, debes saber que esta pasta hecha con hierbas, es bastante
buena para el pelo.
Se utiliza para el tinte, dar más brillo, contra problemas
de la calvicie, la caspa e incluso se receta para el dolor de cabeza (qué
curioso).
Si ves a una
mujer con sus manos tatuadas de color rojo es sinónimo de que acaba de contraer
matrimonio.
Algo
realmente placentero en Túnez es darte el gustazo de entrar en un hamman y
dejarte frotar el cuerpo con un guante de piel de camello por una Harza (reservado
solo para chicas).
Si te
encuentras una procesión de gente vestidos de rojo brillante, es un entierro y
visten sus ropas tradicionales para estos dolorosos momentos.
Déjate
llevar por tu instinto y explora calles y callejones donde te esperan grandes
sorpresas, como los palacios convertidos en museos.
Monasterios y escuelas
coránicas y en algunas, es posible entrar, dejando antes una propina
Al pasear
puede que veas a dos hombres cogidos de la mano, es un gesto de amistad, no
pienses mal, aquí es algo normal.
En el zoco
de las alfombras, sube a las terrazas, ya sea de una tienda o de un café. La
vista de la medina es impresionante.
Algo que
hace a Túnez destacar dentro del mundo árabe es su música tradicional,
semejante al flamenco. Se llama Malouf y es el flamenco tunecino. Su música y
letras se basan en la poesía clásica árabe.
La Avenida
de Francia, es una de las columnas vertebrales de la ciudad moderna con un
estilo art deco.
En ella encontraras docenas de cafés con terrazas, la catedral
católica y varios centros comerciales modernos.
Cuando te
canses, tómate tu tiempo y date un respiro. Lo mejor es sentarse en un café.
Otro de los
grandes atractivos de esta pequeña gran ciudad es el desierto del Sahara y sus
pueblos que muestran vestigios romanos, termas y templos.
Túnez te espera.
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