Ginebra, una ciudad abierta en todos los sentidos.

Hay ciudades de las que saborear sus encantos nos producen sensaciones de bienestar.
Visitamos Ginebra ciudad cosmopolita, ciudad-refugio de intelectuales y famosos y paraíso fiscal de cuentas bancarias.

Está bañada por el Ródano que la divide en dos partes, la “vieille ville” (la ciudad antigua) con encanto medieval y al otro lado, los nuevos distritos con ambiente moderno y dinámico.

Se encuentra a orillas del Lago de Ginebra, el Lago Léman que ofrece en sus orillas la visita a la sede de las organizaciones internacionales o un baño en la conocida playa de Ginebra. 

En sus profundidades hay hasta cuarenta barcos hundidos.

Uno de los monumentos de este Lago es su gran geiser artificial con una altura de ciento cuarenta metros y es uno de los emblemas de la ciudad.

Otra de las visitas obligadas a las orillas del Lago Léman es el reloj floral, junto al puente de Mont Blanc. Los números, la fecha y el día se elaboran diariamente con flores naturales.

Pasea en barco y contempla los bellos parajes que te regala la ribiera salpicada de pueblecitos y castillos de ensueño.

En el lado opuesto del Lago está Montreux, una pequeña ciudad donde podrás visitar el estudio de grabación del grupo musical “Queen” en el que grabaron su último disco “Made in Heaven”. Junto al lago verás una estatua de Freddie Mercury.

Volvemos a la parte antigua de Ginebra que tendrás unas vistas espectaculares de la ciudad si eres capaz de subir los 157 escalones de su Catedral.

Sus calles estrechas llenas de plazas como la de “la Madelaine” que mantiene un antiguo tiovivo y un mercadillo de artesanos aumenta el encanto de esta ciudad.

Cuarenta museos habitan en Ginebra, la mayoría con entrada gratuita. Uno de los más visitados es el Museo de la Relojería, ya que los relojes suizos son muy famosos.

Puedes jugar al ajedrez que está pintado en el suelo junto al jardín botánico, visitar el “Palais des Nations”, sede de la ONU, la escultura de la silla rota y comer un buen chocolate suizo.

Aquí nació Rousseau y Lord Byron, Dickens o Victor Hugo fueron viajeros asiduos de Ginebra quienes buscaban paz y tranquilidad en esta ciudad a los pies de los Alpes.

Ginebra tiene una situación privilegiada en pleno centro de Europa

y es una ciudad abierta en todos los sentidos.

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