jueves, 1 de mayo de 2014

Cork, Irlanda.

Cork tiene el encanto Irlandés por todos sus poros. La gente es amable y muy parecida a la española. Si tienes un amigo irlandés, tienes un tesoro.



Vivir en Cork significa estar bien contigo mismo y si tienes la oportunidad de visitarla, nada más llegar a esta ciudad, la segunda en importancia en Irlanda, te sentirás como en casa.


La ciudad de Cork se construyó sobre el mar y para pasear por sus calles deberás cruzar muchos puentes.
Está abierta al mar de Irlanda y tiene el puerto natural más importante de Europa. El río Lee las separa en tres partes.



En la parte central se concentra el casco más antiguo y el que guarda el centro histórico.
Es una ciudad rica en cultura y son famosos sus festivales de jazz, las regatas en el río Lee y los festivales de cine y poesía. Fue elegida Capital de la Cultura Europea en 2005.











St. Patrick´s Street que en un principio fue un canal, es ahora la calle más importante. Muy cerca se encuentra el mercado de frutas, verduras, de carnes y pescados frescos que sigue funcionando desde 1610.
Coincidiendo con una visita el año pasado de la Reina Isabel II de Inglaterra, se acercó al mercado e hizo unas compras otorgándolo de “magnífico por sus frescas viandas”.



La calle más animada del barrio es Paul Street, llena de tiendas de moda, comercios, pubs, restaurantes y espectáculos al aire libre, cuando lo permite el buen tiempo. Aquí se encuentra St. Peter and Paul´s, la Iglesia más antigua de Cork.












St. Mary´s Dominican Church, popularmente conocida como La Catedral del Norte, se encuentra en el barrio de Shandon y la supera en altura la aguja de la iglesia St.Annes Shandon, que tiene un salmón en la punta. 


El reloj de la torre de esta iglesia, es conocido como el “Mentiroso de las Cuatro Caras” porque cada una de las cuatro esferas muestra una hora diferente, aunque uno de los relojes tiene la hora correcta. 
Lo malo es que si vas sin reloj... no te fíes mucho. 
Si subes a la torre podrás tocar las campanas.

La Catedral St. Finbarr´s está dedicada al fundador de la ciudad. Su arquitecto, donó un ángel de cobre y papel de oro que se encuentra en el pináculo del santuario y cuentan que si algún día cae el ángel del tejado, significará el fin del mundo.


Todo en Cork se visita, el museo, la ópera, el edificio del ayuntamiento, la comisaría, que es una antigua fortaleza que antaño fue una prisión, los edificios de la universidad y la cerveza negra Beamish, una de las más antiguas del país.

Museos curiosos hay en todas partes pero Cork cuenta con el Museo de la Radio y el Museo de la Mantequilla, que era uno de los productos alimenticios que más exportaban al resto del mundo.


 






Prueba los dulces más típicos de esta ciudad irlandesa. Uno de ellos el “Tea Brack” está hecho con té y frutas y el “Chester Cake” que es el más popular.


Antes de dejar esta ciudad visita el Castillo de Blarney, a 10km de la ciudad.
Uno de sus grandes atractivos es “La Piedra de Blarney” que está en lo alto de la torre. 


 
 










Debes tumbarte mirando hacia el cielo. Tu cabeza debe tocar la piedra que deberás besar arqueando el cuello y casi el cuerpo entero y recuerda que tienen que agarrarte para mantener el equilibrio y no caer desde lo alto. Se que suena raro, pero así es como conseguirás el valioso poder que te otorga esta piedra.

Desde que llegas a esta ciudad no ves el momento de volver.

¡Cork!... Te gustará.

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