Es
uno de los destinos que más admiro y el que más atracción tiene
sobre mi. He tenido la suerte de visitar Egipto en dos ocasiones y en
ambas he sentido las mismas sensaciones de nerviosismo e impaciencia
por ver los monumentos tan grandiosos que se mantienen en pie desde
hace muchos siglos y que esperan ser admirados por todo el mundo.
Todo
lo que este país te ofrece es digno de admirar y visitar. Quiero
hablar de todo lo mágico y misterioso. Sus gentes amables y
abiertas, de las que te traes una amistad sincera como la de mi guía
y amiga Salma Taher El Sadek, de Sherouk Mohamed y de tantos y buenos amigos que haces en el viaje.
Hoy
solo vamos a pasear por una de las maravillas del mundo que consigue
que dudemos de su construcción y que las admiremos como tontos
cuando estamos a sus pies.
A
escasos veinte minutos del centro de El Cairo se encuentra una de las
grandes joyas del Egipto faraónico. Por si no lo sabes, es el
destino turístico más antiguo del planeta con cinco milenios de
existencia.
Las
Pirámides que se asientan en la meseta de Giza desde hace 46 siglos,
han resistido el paso del tiempo.
Keops,
Kefrén y Micerinos. Tres nombres, tres tumbas de faraones, tres
maravillas.
La
más grande de todas es Keops.
Si
la rodeas caminarás 1 kilómetro y para que te hagas una idea su
superficie es como 8 campos de fútbol.
Puedes
también pasear al rededor de ellas subido a un camello y recuerda
que estás en un país donde el regateo está muy presente... trata
el precio antes de hacerlo.
La
gran pirámide está construida por bloques de piedra caliza que
pesan entre 2 y 60 toneladas.
Nos
cuentan en tantas películas que hemos visto, que los esclavos
trabajaron en ellas, pero fueron personas libres, campesinos y
labriegos que a cambio de un salario, construyeron tras 23 años la
pirámide de Keops.
Estuvo
considerada el monumento más alto del mundo hasta que construyeron
la Torre Eiffel de París en 1889 y el chapitel de la Catedral de Lincoln en Inglaterra.
Las
puedes fotografiar desde todos los lados y es recomendable
visitarlas a diferentes horas del día para contemplar cómo cambia
su color según la posición del sol. Los dos momentos más sublimes
son el amanecer y el atardecer.
Cuando
estás junto a ellas te entran ganas de subir y subir pero no se te
ocurra hacerlo por tu cuenta... está totalmente prohibido con penas
de cárcel.
Con
una buena propina podrás subir unos tres bloques y aunque solo sean
tres... te sentirás triunfador.
La
gran pirámide conjura un profundo simbolismo porque representa lo
más sagrado, la magia y al mismo tiempo la solidez de una
civilización que ya utilizaba la tecnología antes que en Occidente.
En
el interior de keops, hay un laberinto lleno de pasillos y cámaras
sin salida. Se cree que pueden existir más galerías que aún no han
sido descubiertas.
Cuando
entres notarás que la temperatura es más baja que en el exterior y
no te desilusiones si no ves tesoros o frescos espectaculares porque
ya vinieron otros a rescatarlos.
Misterios
y leyendas envuelven a las pirámides pero lo que es cierto es que su
situación coincide con la de las tres estrellas centrales de la
constelación de Orión, que era Osiris para los egipcios.
Kefrén
y Micerinos, de menor tamaño forman el conjunto más famoso de Giza
junto a la Esfinge.
La
Esfinge, llamada así por los griegos, es el monumento más
misterioso de la antigüedad.
Sus orígenes se remontan a la época
del faraón Kefrén. Verás que le falta la nariz y la barba debido a
los disparos durante las prácticas de tiro de las tropas turcas y de
las francesas. Hoy en día, estas dos piezas las puedes ver en el
British Museum.
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