Su silueta
se asemeja a la de un dragón que desciende hacia el mar.
El país cumple
38 años desde la devastadora guerra que vivió en sus entrañas y en su
población. Despierta a un nuevo y próspero amanecer en las que sus bahías de
cuento, las playas de cocoteros, sus arrozales infinitos, los verdes paisajes y
su gente hospitalaria y alegre, hacen que este Vietnam que sigue mirando hacia
el futuro con una sonrisa, te ofrezca sus riquezas y extienda su mano para que
tu estancia sea inimaginable.
Viajar a
Vietnam es trasladarte al mundo de las bicicletas y las scooters porque las
verás por todas partes transportando todo tipo de mercancías pesadas y hasta
pueden llevar 6 personas manteniendo el equilibrio sin caer al suelo.
Lo normal
es tener una moto “made in Vietnam”, que son más económicas y los que pueden
las compran chinas y si tienen un coche, en este país, se le considera
millonario.
Es curioso
y peligroso también porque parecen que tienen vida propia ya que no guardan la
seguridad vial en ninguna ocasión.
No paran en los stops, ni mucho menos en los
semáforos rojos y menos aún en los pasos de peatones. Hay que sortearlas para
que no te pillen…o caminar despacio y dejar que las motos te esquiven… es toda
una aventura cruzar una calle.
Ho Chi Minh
y Hanoi son sus principales puntos de entrada a este fascinante país.
La antigua
Saigón, actual Ho Chi Minh, es una ciudad alegre, caótica, viciosa, bella,
aunque no cuente con edificios históricos de importancia, relajada y divertida,
mientras que en el norte se encuentra Hanoi, capital del país, es hermosa y
monumental, pero austera y fría en invierno.
Saigón
guarda costumbres y edificaciones de la colonización francesa y te asombrará
encontrar terrazas donde se desayuna con baguettes y caffé au lait.
Otras
edificaciones coloniales que se conservan son el edificio del Comité del Pueblo,
el Ayuntamiento de los franceses y el hotel Continental, en el que Graham Green
se inspiró para la película “El Americano Impasible”.
Podrías
creer que estás en París al ver la Basílica de Notre-Dame, construida de
azulejos franceses de color rojo.
Tu primera
impresión es de una ciudad que bulle de actividad en la que encontrarás, aparte
de motocicletas conduciendo por las aceras, floristeros mostrando ramos de
lotos, carpinteros y sus muebles y hasta los peluqueros que te cortan el pelo o
afeitan al aire libre.
También puedes probar uno de los brebajes que elaboran
los médicos, que también exponen sus mercancías en mesas en la calle.
La zona más exclusiva de Saigón se encuentra paralela al río, llena de restaurantes flotantes y lujosos hoteles. Puedes llegar a ella en un “xe om” (moto-taxi).
Las pagodas
más bellas de Saigón son Giac Lam, que es el templo más antiguo de la ciudad y
el segundo templo en importancia es la pagoda del Emperador de Jade y la única
puramente taoísta de esta parte del Vietnam es la pagoda de Khanh Van Nam Vien
y su imagen de Lao Tsé es la más reverenciada.
En Hanoi, es
la capital. Ciudad monumental con bonitos jardines, lagos y visitas históricas
en toda la ciudad, se calcula que hay una scooter por cada tres habitantes…
La antigua
prisión, La Hanoi Hilton, donde pasaron más de un lustro los pilotos
norteamericanos, es lugar de visitas, al igual que varias pagodas y el
fascinante Templo de la Literatura y fundado como la primera Universidad de
Vietnam.
A orillas del rio Rojo se encuentran los barrios modernos y las nuevas
construcciones que llegan hasta el cielo.
Un lugar en
el que no nos importa repetir en Hanoi es el Barrio Antiguo, con sus aceras
estrechas y callejuelas tomadas por las motocicletas, llenas de puestos
callejeros y la vida latente de la ciudad vietnamita.
Si eres
escrupuloso… no mires lo que comes porque a parte del arroz y más arroz, los
vietnamitas cocinan perros, gatos, ratas de alcantarilla, insectos…
Si te
atreves prueba su gastronomía, la popular y si no… una buena pizza o
hamburguesa seguro que encuentras.
¡¡Has
llegado al país de las compras!! Aquí encontrarás de lo “no auténtico” con tal
perfección que creerás que no lo son.
Desde Hanoi
hasta la hermosa Bahía de Halong, declarada Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO, recorrerás impresionantes tierras agrícolas y campos de arroz del delta
del río Rojo.
Esta Bahía,
salpicada de islas, tiene aguas de color esmeralda que admiten un buen baño o
el paseo en las tradicionales embarcaciones de madera de junco.
Viajar a
Vietnam es fascinante y excitante; te sentirás sumergido en la paz de sus
paisajes y cómo no, en la amabilidad de sus gentes.
¡Lánzate a esta aventura!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario