miércoles, 26 de febrero de 2014

Río de Janeiro y Venecia, dos capitales que se iluminan.

Seguimos con el Carnaval y hoy visitamos dos capitales que se iluminan con desfiles incombustibles, destellos de luces que iluminan el cielo, disfraces imposibles de llevar, música que exalta los cuerpos en movimiento como en Río de Janeiro y el prohibido Carnaval de Venecia durante dos siglos, que ataviados con capas y máscaras envidiables nos hacen volver al siglo XI.





Venecia, que era la internacional Ciudad del Carnaval, recuperó su tradición y atractivo turístico en 1980 tras una prohibición decretada por Napoleón en 1797.

La fiesta veneciana se inicia 11 días antes del martes de Carnaval con un desfile que culmina en la Plaza de San Marcos con la elección de la “reginetta” entre las jóvenes venecianas.

Lo más curioso de estos carnavales son los disfraces y las máscaras que llevan los que participan porque la inmensa mayoría visten igual que hace 300 años.



La “maschera nobile” es el disfraz más popular y el más tradicional. Consiste en una máscara blanca, un tricornio negro, una capucha negra y un tabarro o capa negra.






El Doctor Peste lleva una máscara blanca, una larga nariz y una capa negra.



El célebre arlequín, que muchos hemos copiado, era un criado pobre que llevaba un traje de retales triangulares de tela de todos los colores y al que llaman “Arlecchino”.
El “Dottore” lleva una máscara medio negra mientras que el “Capitano”, de nariz enorme, va tocado de un sombrero adornado con plumas.




Recordando a Casanova, que se disfrazaba de Pierrot y con el pecho descubierto, se colaba en los salones famosos para bailar con las cortesanas. Algo solo para estos días de desenfreno.

En cambio Goethe, que era muy tacaño, no llevaba máscara alguna, ya que decía que con lo feo que era no la necesitaba ...




Pero las máscaras y los disfraces no se han quedado anclados en el pasado sino que han vivido una evolución constante y las máscaras de fantasía con colores brillantes forman parte ya de la tradición.





El Mayor Carnaval del mundo está en Brasil, que llegó con la colonización portuguesa y se conmemoraba la fiesta lanzando proyectiles de cera llenos de agua y de harina y se realizan batallas en las que unos y otros se arrojaban a la cabeza cualquier trasto que molestase en casa.



Esto causó tragedias por las violentas celebraciones y motivó su prohibición. Mas tarde se fue transformando en baile, música y máscaras, hasta la fastuosa y divertida fiesta que es hoy en el que se dan cita cerca de dos millones de personas.













Uno de los atractivos de estas fiesta es la posibilidad de formar parte de una de las 14 escuelas de samba, en el que debes entrenarte unas semanas antes para aprender las canciones y las coreografías.







Las espectaculares mujeres de Río de Janeiro ataviadas con plumas y minúsculos biquinis se mueven al ritmo de miles de tambores de samba y así contagian al público con su atractivo y alegría desbordante.

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