Esta
ciudad tan llena de vida ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad
por la Unesco por el valor de sus edificios históricos, monumentos
medievales y renacentistas y por representar una fortaleza militar.
Verona
se construyó en un pronunciado meandro del río Adigio. Es coqueta y
cómoda para pasear por sus calles que te impregnan de su historia.
La
primera vez que fui a esta pequeña ciudad que se encuentra de camino
de Milán a Venecia me cautivó.
Nada
más bajarme del tren sentí la atracción que muchos tienen de
querer llegar a esa casa donde vivió Julieta, pasear por sus calles
y plazas, sentir la historia pasada al estar cerca de sus edificios
antiguos y monumentos que desprenden ese halo de vida pasada.
Dos
cosas la han hecho famosa en el mundo entero:
la
leyenda de Romeo y Julieta, por la que organizan cada año el
festival más romántico del mundo “Verona in love” que dura tres
días en el mes de febrero y en los que la ciudad se llena de
corazones, guirnaldas, espectáculos en las calles e incluso los
restaurantes ofrecen menús especiales para enamorados...
y
otro de sus atractivos mundiales es la ópera.
Me
sorprendió ver que cerca de la estación llegaba a una plaza grande,
La Plaza Bra, punto de unión entre la ciudad antigua y la moderna y
el lugar de paseo favorito de los veroneses y en la que un anfiteatro
la presidía.
Estaba
ante el emblemático coliseo La Arena de Verona,(siglo I), que en
tiempos era uno de los más importantes del Imperio Romano y en los
meses de verano celebran el Festival Lírico al que acuden miles de
personas.
Desde
lo más alto de las gradas tienes unas vistas espectaculares e
incluso puedes ver los Alpes.
Otra
plaza concurrida de paseantes, tranquilos cafés, osterías y
enotecas es la Plaza del´Erbe, la plaza de las Hierbas, que es el
corazón de Verona en tiempos del Imperio Romano y donde se ubicaba
el foro.
Esta
encantadora plaza está rodeada de edificios antiguos, como el
Palacio Comune, la fuente con la estatua de la Madonna Verona, la
Tribuna, fachadas pintadas de frescos que recuerdan tiempos pasados,
la Torre del Lambertí y la gran columna de mármol blanco, que en la
parte alta la preside el león de San Marcos, símbolo de Venecia.
Terrazas
ambientadas, tiendas de hierbas, artesanías, recuerdos y un mercado
de frutas en el que también encontrarás de todo.
Y
como me puede lo romántico...
Seguí
paseando por sus calles y fácilmente llegué a mi destino” la casa
de Julieta”, porque aunque no lleves un mapa de la ciudad los
carteles te muestran bien el camino.
La
entrada tiene una verja de hierro, ahora adornado de candados del amor, que cierran por la noche y da
acceso a un pequeño túnel que se abre a un patio lleno de luz
presidido por el famoso balcón desde donde se asomaba para ver a su
amado Romeo y una estatua de bronce que representa a Julieta. Si
tocas uno de sus senos te dará suerte.
Las
paredes del muro de entrada esta lleno de firmas, nombres, corazones
y pequeños agujeros donde podrás depositar tu carta de amor que más
tarde, las “secretarias” de Julieta, se encargarán de recogerla
y contestarla... parece de película, pero es cierto.
Ya
se que es una leyenda pero los veroneses son tan inteligentes que han
creado todo un recorrido recreando la vida y el drama de los
Capuletos y los Montescos que atrae a miles turistas durante todas
las épocas del año con la esperanza de tener suerte en el amor.
Yo
repetí.
www.chikvacaciones.com
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