sábado, 18 de octubre de 2014

MANDALAY




Dentro del misterioso Bagán, “la ciudad de los mil templos”, nos acercamos a Mandalay descendiendo a lo largo del río, Irrawaddy, que es la principal arteria fluvial  del país Myanmar, antigua Birmania.



Mandalay es la capital cultural y espiritual del Norte y en tiempos fue la “ciudad de oro” del mítico rey Mindon. Es una ciudad que rebosa santidad.




Su principal atracción es la colina sagrada, a la que se puede llegar caminando descalzo subiendo sus escaleras cubiertas.
Desde la cima, que se alzan varias pagodas, la vista inmensamente magnífica te muestra el Palacio Real y el campo que lo rodea.




Kyauktawgyi, es la pagoda más fascinante dominada por una gran figura de Buda que fue tallada de un solo bolque de mármol y fueron necesarios 10.000 hombres para transportarlo.




La primera semana de octubre se celebra, en este lugar de culto, la fiesta más importante de Mandalay. Millares de fieles son escoltados por un número inverosímil de monjes.




En Mandalay vive el 60 por ciento de los monjes de todo el país ataviados con hábitos de color naranja que desde las primeras luces del alba se colocan en fila india, por riguroso orden de altura, para ir, como humildes mendigos con sus cuencos negros a recoger los alimentos que les ofrecen los fieles budistas en las puertas de las casas. Lo que recojan será su única comida del día.




Kuthodaw es otra de las pagodas dignas de visitar es la conocida como “el libro más grande del mundo”. En torno a su gran estupa central se encuentran 729 losas de mármol que reproducen íntegramente el conjunto de las enseñanzas budistas. El recinto de esta pagoda contiene 729 templos.



Pero la ciudad santa posee también un aspecto mundano y a menudo se anima con vivaces espectáculos improvisados por las calles por compañías de teatro ambulantes.





Este ambiente está unido a numerosas tiendas de artesanos en las que las mujeres y niños trabajan puliendo estatuas de Buda para venderlas, tejiendo tapices adornados con pequeños cristales de colores y plateros cincelando sus obras.



En los alrededores de Mandalay se encuentran las cuatro “ciudades abandonadas”; Amarapura, Inwa, Sagaing y Mingún.

Las llaman las abandonadas porque parece que el tiempo se ha detenido y tal sensación se percibe de manera aún más palpable recorriendo, al atardecer, junto al lago Taungtman, el puente de madera de teca más largo del mundo.

Es el Puente U Bein, que resiste casi intacto tras más de dos siglos.




Durante años esta parte del mundo ha estado cerrada al turismo y se nos descubre como un destino plagado de sorpresas. Paisajes surrealistas, ritos milenarios, oro por doquier y una continua sensación de paz.




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