Esta pequeña ciudad al norte de Marruecos construida en un pequeño valle, se encuentra en las estribaciones de las montañas del Rif, cerca de Tetuán.
El color azul es protagonista en esta ciudad.
La llaman “La
Ciudad Azul”.
Mientras subes la empinada carretera hasta lo alto
de la montaña vas viendo el intenso azul que la invade.
Lo encontrarás en sus, calles, casas, en dibujos que
adornan la entrada a la ciudad y sobretodo en el alma de los casi 36.000 de sus
habitantes.
Dicen que el color azul ahuyentan a los mosquitos
aunque este azul intenso les protege de malos espíritus.
Durante siglos fue una ciudad sagrada y prohibían la
entrada a los extranjeros y actualmente se la considerada una Ciudad Santa.
Curiosamente la ciudad crece hacia arriba de la
montaña donde se encuentran los
manantiales Ras al-Ma.
Uno de sus grandes atractivos y más bonitos donde podrás
ver a las mujeres lavando la ropa y hasta molinos hidráulicos que siguen en
funcionamiento.
Cuenta con una veintena de mezquitas y santuarios, de los que resaltamos La Alcazaba y la Mezquita con base octogonal y minarete
de estilo andaluz.
Se encuentran en la plaza Uta al-Hammam del centro
de la ciudad, donde se concentran multitud de restaurantes y cafetines. Te
recomiendo tomarte un té a la menta mientras ves pasar a los nativos de este
pequeño pueblo tan lleno de vida.
La Mezquita
de los Andaluces también es un punto emblemático de la ciudad.
El zoco y la Medina están llenas de fuentes con agua de manantial, de tiendas de
artesanía, telares, de piel, de especias que llenan de color las estrechas
calles y que en más de una ocasión, deberás esquivar a los mulos y burros cargados
con mercancías.
Esta ciudad es muy cómoda. Es fácil pasear por ella y sentir la naturaleza y libertad en sus
alrededores. No te cansarás de admirarla.
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