miércoles, 28 de octubre de 2015

México celebra el Día de los Muertos con mucho sentido del humor.




Llega el mes de noviembre y el recuerdo a nuestros difuntos.

Sería curioso saber cómo celebran esta fiesta al otro lado del Atlántico. 
Nos trasladamos a México que por si no lo sabías, el Día de los Muertos, es reconocido por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.


Esta fiesta de culto a la muerte data desde hace 3 mil años.
Tanto la capital D.F., como ciudades y pueblos se llenan de flores de colores amarillo y naranja, calabazas, esqueletos, platos y dulces típicos, luces y multitud de color con decorados relacionados con esta fiesta.

Luis Javier Mazo  con    Chikvacaciones








Luis J. Mazo con Chikvacaciones





No es de extrañar que te sientes en algún restaurante, cafetería o parque donde tu compañero de mesa o de descanso sea un esqueleto que lee un periódico o simplemente mira hacia el horizonte.


El símbolo popular de la muerte y la figura más divertida es la “Catrina”, bautizada con este nombre por el conocido muralista Diego Rivera.

Catrina es una mujer con forma de esqueleto con la que los mexicanos pretenden burlarse de la muerte, jugar con ella con cierta picardía y con el debido respeto.


En México se toman el Día de los Muertos con mucho sentido del humor.












Luis Javier Mazo con Chikvacaciones














Las familias se reúnen y visitan los cementerios para pasar el día. Comen con sus muertos, les llevan también comida a ellos y les dejan platos de dulces en sus tumbas.

Luis Javier Mazo con Chikvacaciones

Es un día de alegría de vivos con muertos.
El dulce típico que comen este día es el “Pan de los Muertos”. Estos panes pueden tener forma de seres humanos, muñecos, medias lunas y están decorados con masa que representan los huesos. Son decorados con azúcar roja recordando que en la época prehispánica, a los muertos ilustres se les sepultaban cubiertos de polvo rojo cinabrio o sulfato de mercurio.


Luis Javier Mazo con Chikvacaciones
También se suele regalar una calavera de dulce de azúcar con una cinta brillante donde se le pone el nombre de la persona a la que se le regala o del difunto al que se le dedica. No es para asustarse porque es algo usual. Las tradicionales son de azúcar blanca, pero hoy en día también las hay de chocolate, nuez, de pepitas de calabaza y de lo que se pueda comer.



A parte de visitar los cementerios, las familias suelen preparar altares en honor a los parientes fallecidos. Les ponen platos de sus comidas y bebidas favoritas y adornan sus casas con sus retratos para tenerlos muy presentes.


Luis Javier Mazo con Chikvacaciones
La comida de los altares se colocan a una hora y no se toca hasta el día siguiente o cuando se decida que los muertos ya han comido.
Luis Javier Mazo   con   Chikvacaciones










www.chikvacaciones.com

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